Después de darme tutorías, mi profesora me sugirió que nos tomamos un descanso y nos intimamos.Al principio dudaba, pero su persuasión me llevó a desnudarme y explorar nuevos placeres.
Después de que nuestra lección terminó, mi tutor y yo nos encontramos solos en la habitación.El ambiente se puso tenso al sugerir un tipo diferente de lección, una que involucraba más que solo libros de texto.Me instruyó a desvestirme, y con una mezcla de excitación y nerviosismo, obligué.Mientras me despojaba de la ropa, sus ojos nunca me dejaban.La dinámica de poder cambió al revelarse, su deseo por mí palpable.El encuentro prohibido encendió una pasión a diferencia de cualquier lección que jamás había experimentado.Las hábiles manos de los tutores me guiaron a través de una educación de placer, dejándome a ambos satisfechos y ligeramente avergonzados.Pero a medida que nos vestimos y volvíamos a nuestra rutina normal, se hizo evidente que esta era una lección que no olvidaría pronto.