Ingrid, una adolescente traviesa, se entrega al placer anal a pesar de su estricta educación.¿Su castigo?Una paliza anal brutal que la deja pidiendo más.
Ingrid, una teen pícara, se encontró en problemas una vez más, sus acciones empujando los límites de la paciencia de su padre.La pilló disfrutando de un placer prohibido, y como consecuencia, decidió enseñarle una lección que no olvidaría.La llevó al garaje, el lugar perfecto para una lección de disciplina.Con una mano firme, comenzó a castigarla, cada golpe resonaba por el espacio vacío.El dolor era intenso, pero solo era el comienzo.Luego la tomó por detrás, conduciendo a su apretado agujerito, empujando sus límites y probando su tolerancia.La habitación llena de los sonidos de su salvaje encuentro, el ritmo de sus cuerpos chocando.Ingrid se retorció y gimió, una mezcla de dolor y placer lavándola.No sabía si estaba disfrutando del castigo o no, pero una cosa estaba clara - definitivamente estaba aprendiendo su lección.